lunes, 31 de octubre de 2011

Mantenerse en la vía

A veces es necesario besarse para poder despedirse. En muchas ocasiones una melodía dice más que una letra. Hay días que no tienes remordimientos por nada aunque obres mal, y otros sin saber por qué la ansiedad te come.

Quiero pensar que estos pensamientos son humanos. Cada persona es diferente pero todos concurrimos en un núcleo. Algunos se agarran a ese núcleo con fuerza, mientras otros tratan de expandirlo para respirar.

Pero el pensamiento de que con todas estas situaciones la vida acelera en vez de frenar es inevitable. Porque aunque cambien tus vistas, tus ciudades y paisajes, tus costumbres, hobbies y moral, incluso aunque cambien las personas que te acompañan, el tren sigue corriendo. La vida es un tren, no una estación. No así la felicidad o la tristeza, que son pasajeras y (ambas) pueden hacerte descarrilar

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