En ocasiones es hasta demoníaco creer en un Dios porque, ¿cómo puede un ser que personifica el amor y la vida moldear, a golpe de dedo, la cantidad de desgracias y catástrofes que suceden a diario en el mundo, muy posiblemente más a cuenta de inocentes que de culpables?
Creo. No dispongo de una Biblia, un Corán o un Veda que recoja mis creencias línea a línea con palabras precisas... creo a mi manera, como se debe de creer, porque la fe y los sentimientos son cosas imposibles de enseñar.
No se enseñan porque se aprenden con vivencias. Pero también hay vivencias que te hacen dudar. Hay días que parece que el todopoderoso te está siendo infiel. Él a ti.
Son ideas perturbadoras de un insignificante humano que no consigue dominar ni su propio cerebro. Un cerebro que se niega a que esté escrito o predestinado hacer sufrir a personas con un alma, una fe y una alegría inmensas.
Quizá es que Dios también se equivoca, aunque nadie haya osado escribirlo antes
http://blogjfach.blogspot.com/2011/07/donde-estas.html